El tendón de Aquiles, o también llamado calcáneo, conecta el músculo de la pantorrilla en la parte posterior de la pierna con el hueso del talón. Este tendón funciona como una banda resistente con un tejido fibroso que permite el movimiento del pie y la amortiguación para andar o correr y saltar.
Precisamente por ello es uno de los elementos más importantes del aparato locomotor, porque interviene en todos estos movimientos tan vitales al conectar los músculos de la pantorrilla (gemelo, sóleo y plantar delgado) con el hueso del talón.
Al tener tanta intensidad, es un tendón propenso a sufrir lesiones. Especialmente las personas deportistas profesionales o que practican deporte con asiduidad suelen tener patologías en el tendón de Aquiles. Vamos a ver cuáles son las más comunes.
Lesiones más comunes en el tendón de Aquiles
La tendinitis, o tendinosis, puede ser la lesión más frecuente en el tendón de Aquiles. Al forzar la zona puede inflamarse y generarse una tendinitis, que lo habitual es que se produzca a unos 3 ó 4 centímetros por encima de su inserción en el hueso calcáneo.
Es importante tratar este tipo de patologías en clínicas especializadas porque de la tendinitis podría pasar a ser una tendinosis, y en este caso, además de la inflamación se produce un deterioro de los tejidos. Y de ahí, podría suponer una rotura.
Bursitis. Esta lesión se produce cuando se inflaman las bolsas sinoviales del tendón de Aquiles (también denominadas bursas, de ahí su nombre). Hay dos bolsas: una en la parte delantera y otra en la trasera. Lo más común es que se lesione la parte posterior y suele ser provocado por utilizar un mal calzado.
Rotura. La rotura del tendón de Aquiles se produce cuando hay un desgarro de las fibras. Suele escucharse un chasquido y siempre va acompañado de un dolor agudo e intenso. Dentro de las roturas del tendón de Aquiles, dependiendo de su gravedad hay varios grados. El profesional deberá calificar en cuál de ellos se encuentra para tratarlo y para determinar cuánto tiempo se tiene de recuperación.
Este tipo de lesiones pueden complicarse si no se para y se diagnostica a tiempo- por ello, es muy recomendable acudir a una clínica especializada cuando se sienten molestias, para que se pueda valorar la lesión y pautar el mejor tratamiento.
